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Gordofobia: algunas recomendaciones para otros profesionales de la salud

En el día mundial contra la obesidad, la nutricionista uruguayense Irene Schvartzman se refiere en el siguiente artículo a la necesidad de cambios de posturas, esencialmente de los profesionales de la  salud. Resalta los prejuicios existentes, incluso de sus pares,  y se suma a la movida para una resignificación lingüística de la fecha cambiando su denominación por el “Día mundial contra la Gordofobia”.

 

Por IRENE SCHVARTZMAN (colaboración especial para EL MIÉRCOLES).

El 4 de marzo es conocido como el “Día mundial contra la obesidad”, propuesto por la Organización Mundial de la Salud. Hace unos años ya, activistas, profesionales de la salud y organizaciones políticas y sociales de diferentes partes del planeta estamos intentando resignificar esta fecha y cambiarla por el “Día mundial contra la Gordofobia”.

El Inadi se suma a la iniciativa y además agrega que la discriminación a las personas gordas es una de las principales causas de discriminación en nuestro país.

A lo largo del tiempo, las personas con cuerpos gordos han enfrentado dos tipos de discriminación. Una se refiere a la discriminación por no encajar en los cánones de belleza convencionales. Referentes como Priscila Arias (La Fatshionista), Raquel Lobatón, Ana Pau Molina (de Acuerpadas), Samanta Alonso y otras activistas han liderado la lucha contra estos cánones opresivos.

Otro tipo de discriminación se trata del que ocurre dentro del ámbito de la salud y que produce sesgos y estigmas de peso. Los profesionales de la salud asumimos conductas de nuestros pacientes con cuerpos gordos sin siquiera saber por qué asisten al espacio de consulta.

Para las personas con corporalidad gorda asumimos que la alimentación es precaria, que no realizan actividad física, que tienen hábitos nocivos, mientras que para las personas con corporalidad delgada asumimos lo opuesto.

Hoy, ya sabemos que no es el tamaño del cuerpo el que determina que seamos personas más sanas o no, sabemos que hay conductas que podemos implementar para tener salud, y hay otras que simplemente no se pueden modificar, como la genética, las enfermedades hereditarias, las condiciones o patologías que existen por fuera de nuestras decisiones.

El problema de que los profesionales de la salud reproduzcamos y perpetuemos la gordofobia existente es, en principio, la negligencia médica (como realizar un diagnóstico que no era el adecuado, recomendar intervenciones inútiles, no responder adecuadamente a las preguntas de las y los consultantes y otras formas de mala praxis médica).

Pero, para las y los consultantes con corporalidad gorda también genera mayor estigma social, abandono de los chequeos generales y de las consultas en salud, enfermedades que progresan y que podían anticiparse, y una sensación de fracaso constante.

El «Día mundial contra la Gordofobia» representa una importante oportunidad para reflexionar sobre los prejuicios arraigados en nuestra sociedad, especialmente dentro de los espacios de consulta en salud.

¿Cómo identificamos, entonces, la gordofobia en los espacios de consulta en salud?

-Recibir recomendaciones basadas en el peso corporal cuando el motivo de consulta no tiene que ver con el tema. Ejemplo: “para este dolor de rodillas, te recomiendo que bajes 20kg”. ¿Le recomendarían lo mismo a una persona delgada? Si la respuesta es no, estamos frente a un caso de gordofobia médica.

-Asumir conductas y hábitos del consultante solo por el tipo de cuerpo que tiene. Ejemplo: “deberías comer menos golosinas” (y la persona en cuestión tal vez ni siquiera suele comer ese tipo de alimento, o tal vez no se le ha preguntado sobre su alimentación).

-No poseer equipamiento médico adecuado para recibir personas con corporalidad gorda. Ejemplo: asientos, camisolines, instrumental médico.

-Recibir comentarios despectivos que refuerzan el estigma de la “obesidad”: “a ver si cerrás el pico”, “serías más linda con menos kilos”, “¿probaste x dieta de moda?”

Deberíamos poder ofrecer un espacio seguro para todas las personas, independientemente de su peso. Y más, cuando se trata de un momento de vulnerabilidad como lo puede ser una consulta por cuestiones de salud. Solo así podremos garantizar el derecho de todas las personas de recibir salud integral libre de estigmas y prejuicios.

Como nutricionista, quiero realizar una serie de recomendaciones dirigidas a otros profesionales de la salud a la hora de garantizar un trato justo y respeto por la diversidad corporal gorda:

-Dentro de la consulta y siempre que se pueda, trabajar con material educativo en lugar del tradicional plan de alimentación y la balanza como únicas herramientas de trabajo.

-Compartir videos, notas informativas y artículos que hablen sobre salud integral, activismo gordo y estigma de peso.

-Utilizar indicadores de progreso no centrados en el peso corporal, por ejemplo:

  • Marcadores bioquímicos: mejora en los niveles de glucosa y triglicéridos, reducción de la insulinemia y del colesterol LDL, aumento de las vitaminas B12 y D, reversión de anticuerpos antitiroideos, etc.
  • Marcadores de calidad alimentaria: consumo de alimentos, nutrientes esenciales cubiertos, hidratación, congruencia entre las necesidades del cuerpo y las elecciones alimentarias.
  • Marcadores de bienestar psicológico: estado de calma y seguridad a la hora de comer, pensamientos positivos vinculados a la alimentación, ausencia de sensación de culpa, seguridad y confianza a la hora de comer, registro y confianza en señales de hambre y de saciedad, permiso incondicional para comer, mejora en la autoestima, reducción de la ansiedad alimentaria.

– Revisar los indicadores de movimiento y actividad física: aumento de la frecuencia de actividad física, elecciones motivadas por placer, manifestación de placer o disfrute durante la actividad

-Revisar y hacer seguimiento de marcadores corporales: mejora del ritmo intestinal, mayor percepción de energía y menor cansancio, satisfacción y comodidad con la alimentación.

-Crear grupos de apoyo para personas con experiencias similares en relación con su alimentación y su cuerpo.

-Accesibilidad en el espacio de consulta para personas de todas las formas y tamaños corporales. Considerar la diversidad en el mobiliario y la creación de un entorno que no refuerce estereotipos (por ejemplo, a través de cuadros de personas delgadas felices, herramientas educativas, etc)

-Dentro del trabajo interdisciplinario con otros profesionales de la salud, establecer una política contra la discriminación. Hay que destacar la importancia de la empatía al hablar sobre el cuerpo de los demás. Cada persona tiene una relación única con su cuerpo y los comentarios inapropiados pueden afectar negativamente su salud mental. Podemos ofrecer información sobre cómo los comentarios negativos pueden contribuir a la perpetuación de la discriminación y afectar la autoestima de las personas, incluso más allá de su corporalidad.

Para quienes asisten a los espacios de consulta en salud, es necesario que comiencen a identificar las formas en las que se presenta la gordofobia para poder recibir un trato justo, adecuado y responsable en materia de salud. Vale aclarar:

  • No tenés obligación de pesarte en la balanza si no querés o te va a incomodar.
  • Antes de asumir conductas, se debe preguntar. ¡No te quedes en silencio!
  • Muchas condiciones y/o patologías pueden mejorar a partir de recomendaciones no basadas en el descenso de peso corporal. ¡Pedí esas recomendaciones!
  • No tenés por qué tolerar malos tratos o prejuicios. Siempre se puede repreguntar: «¿estaría usted diciéndome lo mismo si tuviera un cuerpo delgado?»

El «Día mundial contra la Gordofobia» representa una importante oportunidad para reflexionar sobre los prejuicios arraigados en nuestra sociedad, especialmente dentro de los espacios de consulta en salud. Poder reconocer la gordofobia no solo es una cuestión de justicia social, sino también la oportunidad de proporcionar una atención médica y nutricional equitativa y respetuosa para todas las personas, independientemente de su peso.

Como profesionales de la salud, es fundamental adoptar prácticas inclusivas y sensibles, y como pacientes, es crucial defender nuestro derecho a ser tratados con dignidad y respeto.

 

(*) Licenciada en Nutrición (MP 5173).

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(elmiercolesdigital)