El inicio de clases y la hiperconectividad que permiten las redes sociales, fueron el combo que derivó en una acción solidaria encabezada por el influencer Emiliano “Tano” Cresce (@tanocresce) y que tuvo como finalidad recaudar útiles escolares para ser repartidos entre los asistentes al comedor Comunitario “Carita Feliz”, ubicado en la zona norte de Concepción del Uruguay.
La necesidad de encontrar una solución ante la carencia de útiles escolares en zonas urbanas de la ciudad, derivó en que habituales colaboradores de “Carita Feliz” se pongan en contacto con Emiliano y así se gestó esta iniciativa: “Llegué a la ciudad hace diez días. Luego de un cambio de look que hicimos con un hombre en aparente situación de calle, tomamos contacto con gente vinculada al comedor”, relató Emiliano durante un contacto con La Calle.
En este contexto, el influencer y colaboradores del comedor encabezaron una colecta por diferentes librerías de la ciudad. Una vez que consiguieron el material que pudieron, fue segmentado en las instalaciones y entregado bajo la atenta supervición de Jorgelina Domínguez, principal referente de Carita Feliz, quien dialogó con La Callle sobre esta actividad y el funcionamiento habitual del lugar.
-¿De qué se trata esta actividad que hicieron con Emiliano?
-Gracias a dios y con la ayuda de “Tano” pudimos lograr que una librería muy conocida de la ciudad nos done gran cantidad de material, para distribuir entre quienes más lo necesitan. Estamos muy agradecidos con ellos y con otros comercios del rubro que también aportaron a esta iniciativa.
El comedor siempre tiene preferencias para los chicos que habitualmente recibimos; pero cuando hay muchas cosas para repartir, no se hacen diferencias y se ayuda a todos los que podemos. Tratamos de al menos colaborar con un niño por familia, pero si vemos que se puede y realmente lo necesitan, les damos a todos. El reparto que solemos hacer es para todos por igual.
-¿Fue bueno el aporte de los comerciantes del rubro en la ciudad?
-A esta hora (eran las 13:30 horas del jueves al momento de la entrevista) pudimos repartir útiles a la mitad de los chicos que suelen venir al comedor; la mayoría de los gurises están en la escuela. Ahora estamos entregando material a la gente que viene de afuera del comedor, por eso pedimos sus datos personales y armamos un registro de quienes están recibiendo útiles.
Tratamos de darles a todos lo que viene, pero cuesta cada vez más recibir para donar. Por ejemplo, el año pasado se dieron casi 150 sacapuntas, 150 lápices y 150 lapiceras. Este año recaudamos menos, pero se está dividiendo para que todos se lleven algo: al que se le da una cartuchera, no le podemos entregar los lápices y goma.
También entregamos este año unas mochilas muy lindas y con eso sí tuvimos prioridad para los chicos del comedor, que en definitiva son los más carenciados del barrio.
-Más allá de esta actividad, de recolectaron de útiles y posterior entrega durante este jueves, ¿cómo puede hacer un comerciante o individuo que quiera entregarles más material?
-El lunes arrancamos nuevamente con el comedor, te vuelvo a repetir que es con muchísimo esfuerzo debido a que todo está costando demasiado. También iniciamos con el apoyo escolar; que tenemos de lunes a jueves. Vienen las chicas del Potenciar Trabaja pertenecientes al Movimiento Evita y brindan apoyo escolar a los chicos y cualquiera que lo necesite, ya que no existe límite de edad. También se brinda un respaldo escolar para gente grande que decidió seguir con los estudios.
El que quiera traer material, realizar alguna donación o colaborar trabajando; puede acercarse a Los Pinos 69 o directamente comunicarse conmigo al 03442-15-675675.
Por otro lado, quiero explicar algo con respecto a las entregas de materiales que hacemos. Pedimos un DNI o un referente adulto, para llevar un control más que nada. La gente que nos dona de gran corazón, siempre nos preguntan cuánta gente viene a buscar elementos o alimentos; por lo tanto necesitamos un registro para demostrarles que entregamos en mano las donaciones que nos hacen.
Por ahí hay gente que nos critica porque pedimos DNI o la presencia de un referente adulto, pero creo que hacen lo mismo desde el municipio y diferentes fundaciones. Nosotros debemos pedir una identificación al adulto sin faltarle el respeto a nadie; pero también necesitamos el nombre, apellido y elementos que se entregan al menor.
Se trabaja así todo el año y no se paró en todo el verano, tuvimos un muy lindo festejo de carnaval: se llenó de gurises y nos donaron dos piletas hermosas. Después, a pulmón y gracias a la donación que realizó el supermercado El León, conseguimos darles unas galletitas y un jugo a los chicos que vinieron. También tenemos al señor Pablo, que es una de las personas que más dona al comedor.
Por otro lado; estamos esperando que este lunes nos llegue la donación de alimentos por parte del municipio, para así poder reactivar el comedor. Al día de hoy, no tenemos los alimentos necesarios para iniciar la actividad habitual. Nos está costando mucho adquirir lo necesario para alimentar a los chicos.
-¿Cómo arrancó el comedor y de qué manera sostienen el espacio, más allá de las donaciones? ¿Cómo se paga la luz, de qué forma financian el gas para cocinar y muchas otras cuestiones que no se ven?
-Me haces poner la piel de gallina cuando me preguntas eso, porque el inicio del comedor fue muy loco: arrancamos con unas tablas que le saqué a un ropero mío. Ahí empezamos a darle de comer a los chicos y también servíamos la copa de leche, junto a un grupo de personas que también venían a colaborar.
No importa la cantidad de años que tenemos de funcionamiento, pero hace mucho tiempo que venimos con esto. Trabajamos en base a ferias de ropa, ventas de pan casero y en algunas oportunidades hacemos comida para vender a quienes pueden pagarla.
Hacemos de todo para seguir adelante, pero si tenemos tres puntos bien definidos de colaboración. No sé si está bueno nombrarlo, pero uno de los corazones más grandes que tenemos es Mauro Pietroboni, que nos abastece gran parte de la verdura que consumimos.
Estamos muy agradecidos con Mauro, que sin conocernos vino un día a colaborar y hoy hace siete años que continúa aportando la verdura. Por ahí no nos alcanza el monto que nos da, entonces le mandamos un mensajito y él responde diciendo: “Jorgelina, pasá por la verdulería a buscar más” Él siempre está.
Por otro lado, tenemos al municipio, que no sé cómo se van a manejar ahora, pero siempre nos traían el pedido. Todavía no sabemos qué monto vamos a tener, pero en la semana seguramente vamos a conocerlo.
El tercer ingreso es una tarjeta Sidecreer, que arrancamos en cinco mil pesos y hoy calculo estamos en treinta mil pesos por mes. Esto lo ocupamos solamente los días que les hacemos pizzas a los chicos, ya que con ese monto compramos el queso.
No cocinamos a gas, lo hacemos a leña; ya que trabajamos con dos o tres ollas al mismo tiempo. Con eso alimentamos a gente del barrio y personas que vienen de otras zonas de la ciudad: Uocra, La Tablada, Villa Sol, FAPU y diferentes lugares desde donde vienen a buscar la comida. A nadie se le niega la comida, pero sí pedimos que vengan temprano para saber para cuántas personas tenemos que cocinar. No se le dice no a nadie.
Con respecto a las donaciones que nos llegan, siempre se resguardan y elegimos un barrio determinado a dónde ir y repartimos en mano. Este fin de año, largamos las cajitas navideñas, que gracias a Nicolás y Germán pudimos entregar casi 150 unidades. Sobraron algunas y las llevé al barrio Los Palos, donde además entregamos budines, galletitas, gaseosas, fideos y arroz.
No vamos a ningún punto en particular, vamos a la calle, nos paramos ahí y empezamos a realizar las entregas. Nos cuesta un montón conseguir cosas, pero siempre hay colaboradores permanentes. Por ejemplo, Oscar, un trabajador de ANSES, suele traernos todo tipo de condimentos. Así se trabaja en el comedor.
-¿Cuántas personas pasan por el comedor?
-Todos los días me levanto a las seis menos cuarto de la mañana y me acuesto a las dos y cuarto de la madrugada, hay gente todo el día en mi casa. Hay días que lamentablemente no tenemos nada para dar: no somos un municipio, acá funciona un comedor comunitario. Siempre estamos abiertos para colaborar.
-¿Se está evidenciando un incremento de personas en el comedor?
-Se está sintiendo el no tener, no poder ayudar a mucha gente y alguna veces tener que decir no tenemos nada. Esto duele mucho. Actualmente no tenemos leche y no podemos servir la copa de leche, aunque algunas veces viene “el ke-per” (como le dicen acá en el barrio) y nos deja varias cajas; pero eso se reparte entre quienes lo necesitan y nuca es suficiente. La demanda es alta y muchas veces no alcanza
(lacalle)